Hoy he podido sacar un poco de tiempo para comentar mi estancia en Bombay, como ya lo hiciera cuando fui a Sierra Leona. Llevo 3 días aquí y me ha dado tiempo a ver bastante de toda la ciudad y de las afueras, ya que para ir a mi lugar de trabajo tenemos que rodearla. Lo primero que puedo decir y que me han confirmado algunos españoles que viven aquí es que la ciudad no es para nada bonita, que apenas tiene lugares de interés turístico o cultural y, la verdad, estoy de acuerdo. Yo tenía una imagen "virtual" de la ciudad muy distinta de lo que he podido ver hasta ahora, pensaba que tenía ese aire colonial que nos sacaban en las películas. Pero Bombay en realidad es una mega-ciudad en la que viven unos 15 millones de personas, saturada de vehículos de todas clases, incluidos los tuc-tucs, que son unos moto-carros que sirven de taxi. No he montado en ninguno pero no se ven muy estables para ir entre autobuses y camiones. Sin embargo, son muy populares por aquí y en otros países asiáticos como Tailandia o Vietnam.
Aquí el tráfico se rige según el tamaño del vehículo que llevas, de forma que el grande tiene preferencia sobre el pequeño, hasta el punto de que aquí no se cede el paso en los típicos giros a izquierda o derecha con un carril en sentido contrario, sino que si llevas un vehículo grande giras y ya está, y el que viene de frente frena. Más de una vez me he agarrado al asiento de nuestro coche porque nuestro conductor sigue al pie de la letra esta regla y gira cuando le da la gana, vengan coches de frente o no. Lo asombroso es que no he visto ningún accidente de tráfico a pesar de que apenas hay semáforos ni señales. Por otra parte, aquí también usan el claxon para todo, si se para el de delante, claxon, si uno se acerca un poco, claxon, si la gente cruza la calle, claxon... así multiplicado por miles y miles de vehículos. El otro día me contaron que habían puesto en marcha una campaña para que los conductores no tocaran el claxon durante esta semana, algo así como el día sin claxon. Surrealista.
La arquitectura de la ciudad es lo que más me ha llamado la atención, porque a mi me recuerda a Benidorm, pero con un toque árabe-hindú. Hay muchos edificios altos, muchos rascacielos, sobre todo en el sur de la ciudad, que es la zona financiera y turística. En esa parte abundan las sedes de bancos, agencias de seguros y edificios oficiales, y en general es lo más parecido a una ciudad europea, pero con ese toque en las cúpulas y minaretes que te recuerdan que estás en Asia.
Sin embargo, mezclado con este aspecto lujoso está la pobreza, en algunos casos extrema. Es surrealista ver un rascacielos de 30 pisos y en la misma acera gente tirada en el suelo cuya casa es una lona sujeta por tres palos de madera. Se ve mucha, mucha gente pobre en la ciudad. De hecho hay barrios enteros que son poblados de chabolas idénticos a los que vi en Sierra Leona, y estamos hablando de una de las principales potencias mundiales frente a una de las naciones más pobres. Los paisajes en muchos casos son los mismos. Gente que vive literalmente en el suelo de la calle, en casas hechas con planchas de metal oxidadas, muchos van descalzos y con harapos. A la vez, todas esas personas se entrecruzan con gente más afortunada, bien vestida, con teléfonos móviles y ordenadores portátiles. Es increíble el contraste, es como si hubiera dos ritmos distintos en el mismo espacio físico, dos ciudades distintas en una misma (así es).
En la ciudad conviven múltiples culturas, de las que yo sólo he identificado a musulmanes e hindúes, pero a los que yo llamo hindúes deben de ser grupos muy distintos entre ellos, porque incluso físicamente son diferentes. Otro aspecto curioso es que aunque aquí hablan inglés, a veces es muy difícil por no decir imposible entenderlos, igual que ellos no me entienden a mí. Nunca pensé que me alegraría de estar hablando el otro día con un inglés porque al menos le entendía algo, cuando normalmente es a los que más me cuesta seguirles, comparado con los alemanes u otros angloparlantes no ingleses.
Otra cosa en la que me he fijado es que hay muchos más hombres que mujeres en la calle. No sé si la sociedad es machista, pero más o menos te cruzas con 10 hombres por cada mujer. Yo no he visto nada que me haga pensar que hay desigualdad en ese sentido, pero me parece raro, raro...
Bueno, ahora no se me ocurre nada más que contaros, cuando vuelva a casa y haga recopilación de fotos (las que he puesto no son mías) seguro que se me ocurren más cosas que comentar de Bombay, como por ejemplo la comida, la ropa, los olores... eso ya cuando esté en España.