jueves, 4 de septiembre de 2008

Huracanes: Monstruos de Viento y Agua

Estos últimos días la atención informativa en cuanto a meteorología se refiere se ha centrado en el huracán Gustav, que ha dejado un balance total de 94 muertos (86 en Haití, República Dominicana y Jamaica, y 8 en EEUU). A pesar de que las previsiones indicaban que sus efectos podían ser devastadores, finalmente las consecuencias han sido menores de lo esperado, teniendo en cuenta que el huracán Katrina causó en 2005 1.836 muertes y Gustav fue calificado en un principio como "la madre de todas las tormentas" por el alcalde de Nueva Orleans. En esta ocasión miles de residentes de la ciudad y de áreas cercanas fueron evacuados o abandonaron sus casas ante el temor de volver a pasar por la terrible experiencia de Katrina.

Para los que vivimos en zonas "más tranquilas" del planeta, estos fenómenos se nos antojan lejanos, cosas que sólo pasan en el Caribe o Asia, y asistimos a estos eventos viendo cómodamente las imágenes de televisión de calles inundadas y vientos agitando palmeras hasta casi romperlas por la mitad del tronco. Yo no tengo especial ilusión por vivir en directo un huracán, porque la "
gota fría" de Valencia ya me resulta bastante impresionante y debe de tener una décima parte de la fuerza de un huracán. De todas formas, una cosa que sí podemos hacer es comprender cómo y por qué se forman estas tormentas de dimensiones kilométricas y fuerza destructora descomunal que, dicho sea de paso, son una parte bastante importante del sistema de circulación atmosférica de la Tierra.

Para que una simple tormenta tropical se convierta en un huracán deben darse una serie de condiciones particulares. Es por esto que, menos del 10% de las perturbaciones climáticas tropicales se convierten en tormentas tropicales propiamente dichas, con lo que el número de huracanes que se acaban formando es, por fortuna, relativamente pequeño. El primer paso para obtener un huracán como Dios manda es disponer de una zona de baja presión y de una temperatura del agua de mar superior a 26,6ºC. En estas condiciones, el aire de la superficie va incorporando agua evaporada a la vez que eleva su temperatura:



Como la densidad del aire caliente es menor que la del aire que lo rodea, éste tiende a ascender, dejando un "hueco" que es ocupado por nuevas masas de aire, que también se calientan y se saturan de agua, ascendiendo nuevamente y generando una especie de "motor" natural que se alimenta de la energía del agua cálida del mar. Cuando estas masas de aire llegan a las zonas altas de la atmósfera, donde la temperatura es menor, el agua condensada en el aire forma nubes y los vientos que entran en contacto con ellas generan movimientos circulares, obteniéndose la forma característica que se observa en las fotografías de satélite.





No hay que olvidar que durante todo este proceso, nuevas masas de aire caliente siguen ascendiendo, entregando su energía al sistema a medida que se enfrían. Si todo esto ocurre de forma adecuada al final se tiene una cosa más o menos así:


Este es Gustav. Clic para verlo en alta resolución.

Este monstruo tiene una estructura que podría asimilarse a un cilindro achatado con un ojo central por el que circula un doble flujo de aire. Por una parte, el aire caliente y húmedo asciende a las capas altas del huracán, donde se enfría y pierde el agua condensada, bajando a las capas inferiores:





Se calcula que hay unas 100 tormentas tropicales cada año de las que alrededor de 35 se transforman en huracanes (si se forman en el Océano Atlántico), ciclones (si se forman en el Océano Índico) o tifones (si se forman en el noroeste del Océano Pacífico). Una tormenta tropical se considera huracán cuando sus vientos superan los 118 km/h y pueden llegar a alcanzar una altura de 15 km. y tener hasta 40 km. de diámetro. Los huracanes se clasifican de acuerdo a la fuerza de sus vientos con la escala Saffir-Simpson, que tiene 5 categorías en orden ascendente de intensidad (Gustav llegó a alcanzar categoría 4).

Espero que esta entrada os haya resultado interesante, porque es más o menos el tipo de anotación que me gustaría escribir en el blog, una combinación de ciencia, curiosidad y divulgación.

Para ver una animación sobre la formación de los huracanes, podéis ver ésta de El País.

Imágenes:
El País y Wikipedia

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